lunes, 29 de octubre de 2012

MUJERES, HOMBRES Y... PSICOBIOLOGIA

Desde años se conoce que la mente es producto del funcionamiento del sistema nervioso, aunque la mente sea más que los componentes que forman al cerebro. Así mismo se ha demostrado que existen diferencias anatómicas y funcionales entre el hemisferio derecho e izquierdo y entre los cerebros masculinos y femeninos en los humanos.
Después de la octava semana de vida fetal, los diminutos testículos del feto masculino empiezan a liberar enormes cantidades de testosterona con las que «impregnan» los circuitos cerebrales y los transforman del tipo femenino al tipo masculino. De esta manera, por ejemplo, el centro cerebral que denominamos técnicamente la zona del «impulso sexual» dobla su tamaño en el cerebro masculino. Al nacer, todos tenemos o bien circuitos masculinos o bien circuitos femeninos. Como el cerebro femenino no se ha visto expuesto a tanta testosterona, las niñas nacen con circuitos femeninos en los que algunas zonas son más grandes y otras más pequeñas que en el cerebro masculino.
En la pubertad, cuando los chicos tienen entre 9 y 15 años, los niveles de testosterona empiezan a aumentar y se multiplican por veinticinco, lo que empieza a activar los circuitos masculinos de estímulo sexual. En ese momento, los jóvenes empiezan a tener fantasías sobre el cuerpo femenino y sobre la actividad sexual. Esto no implica que el cerebro femenino haga que la mujer no esté también interesada en el sexo. La sexualidad de las chicas también cambia en la adolescencia a medida que se incrementa el estrógeno y, en menor medida, la testosterona. En ese momento, las chicas empiezan a desear resultar sexualmente atractivas para los hombres. La adolescente pasa mucho tiempo frente al espejo y cultivando el autoadorno y esto sucede en todas las culturas. En todas partes, las jovencitas hacen lo que resulte adecuado en su cultura para atraer al sexo opuesto. Esto no es producto de los medios de comunicación. Los medios nos inundan de imágenes que nos instan a ser atractivas, pero estos circuitos en el cerebro femenino para expresar la sexualidad son naturales, especialmente antes de la ovulación. Ese es el momento en el que las mujeres coquetean más para intentar atraer el interés de los hombres hacia ellas. El clímax del estímulo sexual de la mujer se sitúa en torno a dos días antes de la ovulación. La madre naturaleza lo ha diseñado así para que las mujeres se sientan tentadas a practicar el sexo y que haya esperma aguardando cuando salga el óvulo y aumentar las posibilidades de quedarse embarazadas.

(Basado en los estudios de la neurobióloga Louann Brizendine)
                                                                                                          Antonio García

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