lunes, 7 de enero de 2013

LAS HISTORIAS DE LA ABUELA: UN NUEVO MUNDO DE COLORES, FORMAS Y SABORES

Un viernes por la tarde, después de mi clase de gimnasia, mi amiga María me propone reunirnos con nuestras viejas amigas a tomar café. Con lo que me gusta a mi una sesión de cotilleo, no dudé ni un segundo en aceptarla. Llegué al piso a la hora acordada, cuando me encontré las mejores de las sorpresas: una sesión de Tuppersex.

Me senté bien cerquita de la mozica y así no perderme ningún detalle. Abrió el maletín mágico y comenzó la fiesta. Empezó con un kit básico que a ninguna nos debería faltar en casa: unas bolas que les llaman chinas, que me parecieron gigantes, las cuales te dan calorcito donde ya os imagináis; unos lubricantes de sabores que probamos en el momento; un chocolate con plumita incluida para hacer dibujos en el cuerpo de tu pareja; unos sprays que estimulan el deseo sexual, feromonas; un pintalabios vibrador de clítoris; un huevo vibrador con mando a distancia y otro vibrador en forma de gusano con un movimiento muy sexy.

Aluciné como un niña pequeña. ¿Cómo he podido sobrevivir tantos años sin estos maravillosos instrumentos de placer sexual? Pero como dicen, nunca es tarde si la dicha es buena.

En mis tiempos, las mujeres estábamos relegadas al capricho del hombre. No debíamos buscar placer fuera del acto sexual con tu marido y hacer el amor era cuestión de dos minutos máximo. Ellos eran egoístas, solo buscaban, solo buscaban el conseguir su orgasmo sin tener en cuenta el disfrute de su mujer. Tampoco podías quejarte ya que dejarías en entredicho la virilidad del macho alfa. Los antiguos decimos: lo que nunca has probado no se echa de menos, es eso lo que vivíamos las señoras de esa época. ¡Qué triste verdad!

Esa tarde compre todo lo que vimos y he seguido al pie de la letra las instrucciones de cada muñequito. Os puedo decir que he rejuvenecido unos 15 años y no paro de sonreír. Las bolas chinas me acompañan donde quiera que voy, se han convertido en mis mejores amigas.

Actualmente, contáis con una amplia educación sexual y múltiples juguetes eróticos. Usarlos sin prejuicios y sin vergüenza, y disfrutar al máximo. No todo se reduce al coito, hay mucho más allá, descúbrelo.

No puedo despedirme sin uno de mis refranes: "Nadie te da poder, simplemente lo tienes que tomar tú"

                                                                                                                   Doña Frígida




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