Un viernes por la tarde, después de
mi clase de gimnasia, mi amiga María me propone reunirnos con nuestras
viejas amigas a tomar café. Con lo que me gusta a mi una sesión de
cotilleo, no dudé ni un segundo en aceptarla. Llegué al piso a la hora
acordada, cuando me encontré las mejores de las sorpresas: una sesión de
Tuppersex.
Me
senté bien cerquita de la mozica y así no perderme ningún detalle.
Abrió el maletín mágico y comenzó la fiesta. Empezó con un kit
básico que a ninguna nos debería faltar en casa: unas bolas que les
llaman chinas, que me parecieron gigantes, las cuales te dan calorcito
donde ya os imagináis; unos lubricantes de sabores que probamos en el
momento; un chocolate con plumita incluida para hacer dibujos en el
cuerpo de tu pareja; unos sprays que estimulan el deseo sexual,
feromonas; un pintalabios vibrador de clítoris; un huevo vibrador con
mando a distancia y otro vibrador en forma de gusano con un movimiento
muy sexy.
Aluciné
como un niña pequeña. ¿Cómo he podido sobrevivir tantos años sin estos
maravillosos instrumentos de placer sexual? Pero como dicen, nunca es
tarde si la dicha es buena.
En
mis tiempos, las mujeres estábamos relegadas al capricho del hombre. No
debíamos buscar placer fuera del acto sexual con tu marido y hacer el
amor era cuestión de dos minutos máximo. Ellos eran egoístas, solo
buscaban, solo buscaban el conseguir su orgasmo sin tener en cuenta el
disfrute de su mujer. Tampoco podías quejarte ya que dejarías en
entredicho la virilidad del macho alfa. Los antiguos decimos: lo que
nunca has probado no se echa de menos, es eso lo que vivíamos las
señoras de esa época. ¡Qué triste verdad!
Esa
tarde compre todo lo que vimos y he seguido al pie de la letra las
instrucciones de cada muñequito. Os puedo decir que he rejuvenecido unos
15 años y no paro de sonreír. Las bolas chinas me acompañan donde
quiera que voy, se han convertido en mis mejores amigas.
Actualmente,
contáis con una amplia educación sexual y múltiples juguetes eróticos.
Usarlos sin prejuicios y sin vergüenza, y disfrutar al máximo. No todo
se reduce al coito, hay mucho más allá, descúbrelo.
No puedo despedirme sin uno de mis refranes: "Nadie te da poder, simplemente lo tienes que tomar tú"
Doña Frígida
No hay comentarios:
Publicar un comentario